El amor del duque by Alexandra Black

El amor del duque by Alexandra Black

autor:Alexandra Black [Black, Alexandra]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico, Histórico
editor: ePubLibre
publicado: 2024-02-15T00:00:00+00:00


Capítulo 12

Cuando Edmund encontró a Owen, este dormía tranquilo en una silla, con las manos sobre el vientre, que si bien era plano, ahora sobresalía ligeramente y mantenía una dura batalla contra los botones del chaleco. Además tenía una sonrisa bobalicona en el rostro, síntoma de que estaba teniendo un buen sueño.

Había temido que volviese a las andadas y se metiese en peleas clandestinas o hiciese algo peor, por eso había corrido hasta allí. Ese afán suyo por autolesionarse lo traía por la calle de la amargura. Si hubiese sabido que iba a comer y beber como un cerdo para luego dormir como un querubín, no se habría tomado la molestia.

Suspiró y se sentó frente a él y, cuando el tabernero corrió para servirle, le preguntó cuánto había comido su amigo.

—Cuatro platos de guiso de bacalao, una hogaza y media de pan, bebió cuatro pintas y una botella de vino, señor.

Edmund miró a su amigo estupefacto.

«¿Lo han matado de hambre en Ravenshield Castle?», pensó. Pero sacó su propia bolsa y pagó por lo que Owen había comido, sin salir de su asombro por todo lo que se había metido entre pecho y espalda.

El tabernero lo ayudó a subir al dormido conde a una de las habitaciones y lo dejaron caer sobre la cama sin mucho miramiento. El lugar podía parecer desvencijado y decadente, pero estaba más limpio que algunas de las posadas lujosas en las que había pernoctado. Pidió que le instalasen un catre allí, pues sabía que, en cuanto lord Cadwell despertase, se desataría el infierno. Nunca lo había visto comer tales cantidades y mucho menos beber tanto. Sí, algunas veces se había emborrachado con el vino de aquel lugar, pero no era un bebedor habitual.

Le quitó el pañuelo, la chaqueta, el chaleco, le desabrochó los pantalones y lo descalzó. Luego él mismo se puso cómodo y se tumbó en el catre. Mejor que durmiese ahora, pues le esperaba una larga, larga noche. Conde o no, su jefe iba a lamentar durante varios días todo lo que había comido y bebido.



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